Descripción
Más de cincuenta años después del verano del amor, la promesa de los psicoactivos de los años sesenta -lograr una conciencia más profunda de uno mismo y una mayor armonía a través de sustancias y prácticas que alteran la realidad- está cerca de convertirse en un fenómeno generalizado. Las señales están por todas partes, desde un renovado interés en los efectos terapéuticos del LSD y las microdosis, hasta la prosperidad de los viajes de ayahuasca y del espectáculo anual Burning Man.
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