Descripción
En 1941, analizando los rastros forenses de un crimen, Juan Chabalgoity descubre que la sangre humana es fotosensible; podría por lo tanto fijar imágenes, escenas e incluso rostros. Este fenómeno se convierte en una obsesión que lo lleva a investigar durante toda su vida. Una y otra vez, trata de divulgarlo y fracasa.
Este ensayo es el intento de acercarse a ese misterio y fracasa.
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